En este artículo no sólo te descubrimos cuáles pueden ser las posibles causas de la halitosis, sino que también te proponemos algunos sencillos consejos para combatir ese desagradable mal aliento.
Seguro que las recomendaciones de nuestro equipo de dentistas te resulta muy útiles si sufres este problema.
Para detectar el mal aliento, existen algunos métodos muy simples:
- Situar un pañuelo frente a la boca y exhalar con fuerza. Seguidamente, oler el pañuelo. Si percibimos un olor desagradable, sufrimos mal aliento.
- Usar hilo dental, pasándolo suavemente entre los dientes. Al terminar, oler el hilo dental. Igual que en el caso anterior, si se percibe un olor desagradable y fétido, se sufre de mal aliento.
Como decíamos al principio de este post, son muchos los factores que pueden producir halitosis. Entre otros: problemas gástricos, falta de higiene bucal, enfermedades de las encías, una dieta inapropiada, estreñimiento, el hábito de fumar, la diabetes, un mal funcionamiento hepático, el goteo postnasal, situaciones de estrés…
También es posible sufrir un mal aliento ocasional tras una comida abundante en alimentos como la cebolla, el ajo o las especias o si sufrimos de indigestión.
Lo primero y más importante para eliminar el mal aliento sería combatir las condiciones que lo causan; y en algunos casos, si se trata de una enfermedad, puede resultar necesario visitar un especialista.
Pero en la mayoría de los casos, el mal aliento se debe a una deficiente higiene bucal. Y es que la placa -que es una fina película de bacterias que se fija a los dientes y encías, especialmente en los lugares de la boca de difícil acceso y más oscuros-, juega un papel fundamental en la aparición de la halitosis.
Por eso, el primer y más eficiente consejo consiste en mantener una buena higiene dental. Sobre todo:
- Cepillar los dientes como mínimo tres veces al día, especialmente después de las comidas. En esta rutina, no olvidar la lengua, donde también se aloja la placa que puede producir el mal aliento.
- Reemplazar el cepillo con frecuencia (como mínimo cada dos o tres meses)
- Utilizar hilo dental y colutorio después del cepillado.
- Evitar los siguientes alimentos: ajo, cebolla, embutidos y quesos.
- Evitar bebidas que dejan residuos entre los dientes como el café, el vino o el whisky.
- Visitar regularmente al dentista y realizar, al menos una vez cada seis meses, una higiene bucal en la consulta.
- Usar pasta dental con clorofila