Dientes amarillos… ¡No!

La dentadura de las personas no posee el deslumbrante blanco que lucen las estrellas de cine o los modelos de los anuncios. 

El tono normal del diente tiende al amarillo, pero ¿por qué los dientes de algunas personas son mucho más oscuros que los de otras?

Seguidamente te damos algunas claves que te resultarán muy útiles para lucir una blanca sonrisa.

En efecto, como se comentaba al principio de este artículo, el blanco deslumbrante no es el color natural de los dientes, y las personas que lo lucen -sean celebrities o no-, lo deben, con toda seguridad, a algún tipo de tratamiento de blanqueamiento dental.

Aunque un cierto tono amarillento es el normal de los dientes, el problema estético surge cuando los dientes son muy amarillos, lo cual se debe a distintas causas. Algunas naturales y otras originadas por los hábitos de cada persona. Veamos algunas de las más comunes. Lo ideal sería evitarlas, en la medida de lo posible.

Envejecimiento. La edad es la primera causa por la que amarillean los dientes. El paso de los años hace que los dientes oscurezcan su color, porque las manchas atraviesan la fina capa blanca y se fijan en el esmalte, lo que crea ese color amarillento. No importa cuánto te cepilles los dientes o lo mucho que uses el hilo dental: con el tiempo, tus dientes se vuelven más amarillos.

Genética. El hecho de tener unos dientes muy amarillos también puede ser de origen genético.

Vino tinto, café, té y bebidas carbonatadas. Lo que bebes es un factor importante en el color de tus dientes. Son especialmente nocivos para mantener el blanco, porque sus componentes traspasan el esmalte del diente y lo decoloran el café, el vino tinto y los refrescos de soda. Estos últimos, porque el exceso de azúcar daña el esmalte y permite que los dientes se manchen más fácilmente.

Chocolate, salsa de soja, frutas de color oscuro... Algunos alimentos también favorecen la decoloración de tus dientes. Son los que contienen grandes cantidades de colorantes. El chocolate, la salsa de soja o las frutas de color muy oscuro (como las moras), son algunos ejemplos.

Fumar. La nicotina deteriora el esmalte natural de los dientes y los amarillea de forma muy evidente.

Enfermedades dentales. Pero algunos dientes también pueden adoptar un color más amarillento debido a alguna enfermedad como es el caso de la caries.

Antibióticos. Algunos medicamentos (especialmente las Tetraciclinas) pueden también ocasionar el amarilleamiento de los dientes, sobre todo cuando son consumidos durante la infancia o la adolescencia.

Lo ideal es evitar en la medida de lo posible todas las causa anteriores. Pero para contrarrestar sus efectos en la decoloración de los dientes, resulta imprescindible practicar una correcta higiene dental, cepillando los dientes tres veces al día y utilizando el hilo dental. También puede resultar de gran ayuda realizar una limpieza o higiene bucal cada seis meses.

Si eso no es suficiente, también se puede recurrir a alguno de los distintos tratamientos de blanqueamiento dental. Los hay muy variados y para todos los bolsillos. Es el método más rápido y el único que permite blanquear varios tonos en poco tiempo.