Los dentistas de nuestra clínica dental ponen su máximo empeño en cuidar tu sonrisa, porque la salud de tu boca y la estética de tu dentadura son más que necesidades médicas, también afectan positivamente tu vida. Y es que lucir una bonita sonrisa te ayuda a sentirte mejor y a aumentar tu autoestima. Por el contrario, los problemas buco-dentales, pueden provocar malestar e inseguridad, afectando no sólo a tu salud, sino también a tu estado de ánimo y a tus relaciones personales.
Una buena salud dental además de una cuestión estética, es una virtud que se asocia con la belleza y la juventud.
Las personas que no se sienten satisfechas con su dentadura -ya sea porque sus dientes están manchados, ausentes, dañados o mal colocados-, desarrollan hábitos que perjudican su imagen social, como taparse la boca, reírse sin enseñar los dientes o incluso dejar de sonreír. Lo hacen porque mostrar sus dientes les hace sentirse inseguros e incluso avergonzados. A la larga, esta situación puede derivar en un descenso de autoestima y en la proyección de una imagen negativa de uno mismo.
Por el contrario, lucir una bonita sonrisa es una de las mejores cartas de presentación que puede acompañar a una persona y contribuye positivamente a su éxito social. Diversos estudios demuestran que sonreír abiertamente incrementa la capacidad de influencia de hombres y mujeres.
Conseguir y conservar una bonita sonrisa depende en gran parte de desarrollar hábitos de prevención relacionados con la higiene dental, como por ejemplo:
- cepillarse los dientes tres veces al día, durante al menos tres minutos, frotando no sólo la cara externa e interna de los dientes, sino también las muelas y la lengua.
- evitar los alimentos perjudiciales para el esmalte, así como las pasta de dientes abrasivas.
- realizar una limpieza bucal en la clínica dental dos veces al año. Este tratamiento elimina la placa y el sarro que no puede evitar el cepillado diario.
También es recomendable acudir al dentista regularmente para detectar lo antes posible cualquier problema bucodental que requiera un tratamiento. Lo ideal es visitar al dentista una vez al año.